domingo, 6 de julio de 2014

Colombia: picadito de fútbol y unión más allá de los noventa minutos, tal vez, un extratiempo de paz...



Se acabaron los mitos consabidos y los héroes intangibles de la historia del fútbol colombiano, por lo menos para esta generación que calcó en la mente de imágenes y letras, las fintas en la cancha del Pibe Valderrama; la estrepitosa muerte del caballero que no conoció más la revancha, Andrés Escobar, sucesos sacados de un capítulo vívido y vergonzoso de una serie criminal co-producida por el comportamiento displicente de par de desalmados, y dirigida por la época negra del narcotráfico; o tal vez, -para llenarnos la boca- la gesta del 5 a 0 en la cara de Maradona.

No hay más cabida a la imaginación, es nuestro sueño hecho realidad. No más diatribas ni cizañas contra la patria, esa que se ha expandido en el ADN colectivo instalando códigos de información ignominiosa,  que mellan la intención de redimirnos de la imponderable carga de nuestra historia política, económica y social. La selección nacional evangelizó a los más escépticos, y se convirtió en vehículo de extensión de la identidad cultural - planteada por Fernando Carrión en “El fútbol como práctica de identificación colectiva” como una arena simbólica y simbiótica. Es decir, un espacio público (arena) que integra (simbiótico) y representa (simbólico) a partir de una pluralidad de elementos que confluyen simultáneamente-.

Por supuesto, el equipo colombiano trascendió las fronteras y le mostró al mundo entero que somos capaces de unirnos en una causa. Pero ahora… ¿Cuál es el trasfondo de la causa de la que hablamos?...Tenemos la historia a nuestro favor. En primera instancia, en el marco de la Copa del Mundo se ha visto un fútbol osado, ambicioso, intrépido, eficiente y soñador que nos enardece y nos traslada a una dimensión de unidad inimaginable. Sin minimizar el momento sublime del deporte colombiano firmado con letras doradas de los distintos nombres de unos y unas valientes que se atrevieron a idealizar y a materializar sus anhelos sin límite alguno.

Paralelamente, el país vive la coyuntura política del proceso de paz, donde no implica en qué hueste o partido nos inscribamos, la conciliación debería ser un asunto de todos.

Por lo menos lo es y lo fue para unos "rebeldes" que convirtieron frases perogrulladas del fútbol en meros actos de verdadero impacto social mas allá de los noventa minutos… uno de ellos, Carlos Caszely (jugador de la Selección Chilena de fútbol 1974-1986), es el ejemplo andante y parlante. Instauró campañas contra la dictadura de Pinochet debido a que su madre fue detenida y torturada por el régimen, inexplicablemente. Con esta frase, se paró ante una cámara y encaró a su pueblo: “Por eso mi voto es no. Porque su alegría, que ya viene, es mi alegría. Porque sus sentimientos son mis sentimientos. Porque el día de mañana, podremos vivir en democracia, libre, sana, solidaria, que todos podamos compartir. Porque esta linda señora, es mi madre”. El plebiscito en el que se preguntaba si Augusto Pinochet debía continuar, Chile le respondió: No más.

Por eso, en los recovecos de mi memoria aún abundan esas frases relacionadas al fútbol y sociedad de aquella mañana a la orilla de la piscina del hotel al que el crack chileno aceptó darme unos minutos para hablar con él, posterior a la proyección de "los rebeldes del fútbol" en el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias en el 2013, en el cual mencionaba y reiteraba cómo se debería alinear la sociedad en los distintos roles que nos encarnan, y cómo, en un determinado momento -cuando tienes la pelota - te la tienes que jugar, tienes que aportar; en ese instante te conviertes en la pieza determinante para alcanzar los goles, objetivos y logros, que como ciudadanos comprometidos nos compete conseguir.

Asímismo, en otro continente, mientras se generaba una exitosa generación de futbolistas: Salomon Kalou, Kolo Touré, Emmanuel Boué y otro rebelde, Didier Drogba, el país atravesaba una guerra civil por motivos políticos y sociales.  El delantero valiente de Costa de Marfil,  organizó un partido en medio de una guerra civil a causa de una rivalidad entre los marfileños del norte y del sur y de todos estos contra los inmigrantes del vecino Burkina Faso ya que no los dejaban tener participación política en el país costero, y pidió que se jugara el cotejo el día 3 de Junio del 2007 contra Madagascar (Eliminatorias Copa de África) en Bouaké que era la plaza de los insurgentes Burkinabeses, con acuerdo entre los insurrectos y el gobierno. Partido que se efectuó con éxito dando fruto a un cese de odios que terminó en la firma de un pacto en el que se compartió el gobierno entre ambos.

Ahora bien, el alcance que tuvo la tricolor en el Mundial de Brasil 2014 reafirma nuestro sentido de pertenencia. Por lo tanto, la causa está encaminada a construir nuestro orgullo nacional en aspectos tangibles. Por ejemplo, Alemania cuando ganó 3-2 la Copa del Mundo ante la Hungría de Puskas en Suiza con gol agónico de Helmuth "Der Boss" Rahn, llamado como "El milagro de Berna" (Das Wunder von Bern), venían de un declive emocional de posguerra tras nueve años de la derrota militar. "Ese triunfo volvió a darles a los alemanes valor para enfrentar la vida y un sentimiento de unidad" dijo Sönke Wortmann, quién llevó este acontecimiento a la pantalla grande, estrenándolo en el Festival de Locarno. El director alemán se enfatizaba en un elemento más importante: el conflicto generacional. "También yo, como mucha gente de mi edad, responsabilicé personalmente a mi padre por la II Guerra Mundial. Hoy sé cuán insensato fue eso"  señaló. Estas declaraciones las dio tras el debut del filme en el festival en el año 2003.

Quiero tomar esto como un punto de partida para redimirnos, o para intentar realzar nuestro orgullo y autoestima de nación. Las FARC lo plantearon en una carta dirigida a Pékerman y a la Selección: "...No obstante, nosotros tenemos el sueño de que el fútbol, dentro de la senda del respeto y la tolerancia, pueda en esta época, brindarnos un momento de regocijo o de entretenimiento que atempere las conciencias y coadyuve a encontrar de mejor manera la senda de la reconciliación..."

A modo de conclusión, asumo esto a título personal, como una valiosa herramientra para construir positivamente significados en nuestro entorno social y hacerlos que perduren, insisto, más allá de los noventa minutos, tal vez, en un extratiempo de verdadera paz ...





¡Gracias mi Selección Colombia!


Att
Julieth González Therán
@JULIETHCGT

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